domingo, 6 de mayo de 2012

EXCURSIÓN A MADRID



   La noche del 27 de abril estábamos todos en la puerta del “Blues” esperando a que el autobús con destino a Madrid llegara. Cuando lo hizo, todos subimos corriendo.
 
    El viaje fue muy divertido y paramos para tomar el desayuno. Después, retomamos el camino y cuando llegamos a Madrid, nos fuimos directamente al Museo de Ciencias Naturales. Allí vimos grandes cantidades de animales disecados y tuvimos que cambiar de edificio para ver todo lo relacionado con la evolución humana y los minerales.
   Una vez terminada la visita al Museo, nos fuimos al centro comercial “Príncipe Pío” ya que la visita a “El Retiro” se suspendió debido a las lluvias. Después de comer aquí, dimos una vuelta por las tiendas, me compré dos polos, una camiseta y colonia para mi hermana. También vimos una tienda donde por cinco euros metías los pies en unas peceras cuyos peces te quitaban las pieles muertas y yo, por supuesto, los entré. Era una sensación agradable y de cosquilleo constante.
 
 A las cinco, volvimos al autobús para ir al teatro Lope de Vega donde se llevaría a cabo el esperado musical de “El Rey León”.  Fernando repartió las entradas y todos empezamos a decir el sitio que nos había tocado. A las seis menos cuarto ya estábamos todos dentro y cuando menos lo esperábamos, se apagaron las luces y salió la primera actriz cantando. Tras hora y cuarto de emoción y alegría llegó el descanso. Todos corrimos al servicio y yo me compré una Coca-Cola por 5, 50 euros que tenía un sabor especial. No sé si sería porque era de otra marca o por estar bebiéndomela en frente del musical que conmueve a todo el mundo.

    A las nueve menos cuarto acabó el musical y entre gotas de lluvia llegamos al lugar donde nos recogería el autobús para volver a Villafranca. En este viaje de vuelta estábamos todos muy cansados, pero no por eso dejamos de cantar y pasarlo bien. Paramos a cenar en el mismo sitio que por la mañana y esta vez la mitad de la gente estaba dormida y no tenía ganas de comer, no así los profesores a los que no se les quitó el apetito y siguieron comiendo. Cuando volvimos a montar, intenté dormirme, sin embargo, fue imposible ya que todo el mundo estaba hablando. Los profesores subieron algunas veces a ver como iba todo, sobre todo, Valero y Herminio que al parecer no confiaban mucho en nosotros.

    A las dos llegamos al pueblo, cuando bajamos del autobús todos los padres ya estaban allí y empezaron a hacer las típicas preguntas…¿Cómo lo has pasado?, ¿Estás muy cansado? Y la pregunta del millón… ¿Has gastado mucho dinero? Y así acaba el tan emocionante, esperado, cansado e irrepetible día.


               Víctor Manuel Cabrera Gordillo, alumno de 3º de la ESO  B.

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